Como la pareja de baile en un vals, la Tierra y al Luna guardan una perfecta sincronía en sus movimientos, de tal forma que una parte de nuestro satélite natural queda siempre oculta a nuestros ojos. Tal ocultación se debe a que la Luna gira sobre su eje cada 27 días y un tercio, tiempo que tarda en completar su órbita alrededor de la Tierra. Si lo hiciera gradualmente con mayor o menor velocidad, la otra cara de la Luna quedaría expuesta gradualmente. Otros satélites como los de Marte o los de Júpiter también muestran sólo una cara a sus planetas. Los astrónomos llaman a este fenómeno “captura lunar”. En 1959, la sonda espacial de la Unión Soviética, “Luna III”, envió las primeras imágenes de ese lado “oscuro” de la Luna. Desde entonces, docenas de misiones soviéticas y estadounidenses han fotografiado la cara oculta de la Luna, tan sugerente como la que vemos con nuestros ojos.
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